Se dice que una persona o un perro padece un trastorno de la personalidad cuando muestra un patrón de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas del ámbito social del sujeto.
En términos más coloquiales, el animal posee en su personalidad alguna característica negativa tan acusada que ensombrece a todas las demás.
Ensombrece a las demás, porque llama la atención sobre el resto de las características de la personalidad del animal.
Si nos piden que definamos a un perro, iremos diciendo cosas y cosas sobre él. Por el contrario, al perro que padece un trastorno de la personalidad se le define inmediatamente con sólo una palabra.
Estos trastornos condicionan intensamente el comportamiento del perro, su manera de percibir el mundo y su bienestar interior.
Los trastornos de la personalidad resultan apasionantes para el estudioso de la psicología porque muestran mejor que ningún otro trastorno, la lucha del ambiente por modificar las querencias genéticas del animal.
Para el terapeuta, sin embargo, son una pesadilla, porque se trata de trastornos tan estables que, una vez instaurados, tienen muy mal pronóstico.
El diagnóstico de estos trastornos sólo debe realizarse en perros adultos.
A continuación describimos someramente los cuatro trastornos de la personalidad del perro estudiados.
Trastorno
El perro que padece este trastorno muestra ante otros perros o personas ajenas a la familia próxima o ante ambos, un patrón general de inhibición social, aparentes sentimientos de inferioridad e hipersensibilidad a la evaluación negativa.
Trastorno
La protensión fue denominada como la timidez del lobo. La definición contiene connotaciones emocionales indeseables y establece una relación con la timidez que es falsa. Esta característica poco tiene que ver ni con los miedos, ni con las fobias, ni con la timidez.
Sugiere concordancias con algunas características esenciales del trastorno paranoide de la personalidad y con la esquizofrenia paranoide de los humanos, aunque esta relación parece estéril.
Es evidente su profunda coincidencia con el Factor Alaxia – Protensión de R.B. Cattell. Define una variable bipolar. En uno de sus polos muestra los atributos más preciados para la domesticación: sujetos adaptables y confiables; en el polo opuesto, la protensión. Este polo implica atributos altamente obstaculizadores para la domesticación. Genera sujetos suspicaces, desconfiados, huidizos o necesitados de interponer una distancia de seguridad, difíciles de engañar y premeditadores.
Trastorno de la Personalidad por Excitabilidad Excesiva
Se trata de una característica absolutamente indeseable en los perros de compañía. En los países con una cinofilia desarrollada, hay un consenso implícito y explicito entre los criadores de jardín, que crían perros de compañía, para desterrar la excitabilidad.
Aunque los primeros síntomas pueden observarse en la infancia, el trastorno se manifiesta claramente durante la juventud y adquiere su entidad definitiva en el perro adulto.
Se trata de un fuego interior que cuando resulta excesivo, significa un trastorno grave porque incapacita al animal para el sosiego y para la convivencia familiar.
Trastorno
Este trastorno consiste en una necesidad excesiva de que se ocupen de él. Ocasiona un comportamiento de sumisión, adhesión y temores de separación con alto deterioro para el animal.
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Por último, aunque hemos estudiado algunos ejemplares con síntomas distímicos, no hemos encontrado perros con trastornos del estado de ánimo que se asemejen a los trastornos del estado de ánimo humano (depresivo mayor, bipolar, etc.).
Tampoco hemos encontrado perros con síntomas psicóticos, ni con síntomas que sugieran un trastorno obsesivo compulsivo en ninguna de las dos modalidades que se presentan en la psicopatología humana.
Francisco Javier Ibañez
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