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domingo, 13 de mayo de 2012

Los trastornos de la Personalidad en el perro

Los Trastornos de la  Personalidad en el Perro
Se dice que una persona o un perro padece un trastorno de la personalidad cuando muestra un patrón de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas del ámbito social del sujeto.
En términos más coloquiales, el animal posee en su personalidad alguna característica negativa tan acusada que ensombrece a todas las demás.
Ensombrece a las demás, porque llama la atención sobre el resto de las características de la personalidad del animal.
Si nos piden que definamos a un perro, iremos diciendo cosas y cosas sobre él. Por el contrario, al perro que padece un trastorno de la personalidad se le define inmediatamente con sólo una palabra.
Estos trastornos condicionan intensamente el comportamiento del perro, su manera de percibir el mundo y su bienestar interior.
Los trastornos de la personalidad resultan apasionantes para el estudioso de la psicología porque muestran mejor que ningún otro trastorno, la lucha del ambiente por modificar las querencias genéticas del animal.
Para el terapeuta, sin embargo, son una pesadilla, porque se trata de trastornos tan estables que, una vez instaurados, tienen muy mal pronóstico.
El diagnóstico de estos trastornos sólo debe realizarse en perros adultos.
A continuación describimos someramente los cuatro trastornos de la personalidad del perro estudiados.
 Trastorno de  la Personalidad por  Timidez Excesiva
El perro que padece este trastorno muestra ante otros perros o personas ajenas a la familia próxima o ante ambos, un patrón general de inhibición social, aparentes sentimientos de inferioridad e hipersensibilidad a la evaluación negativa.
 Trastorno de la Personalidad por Protensión Excesiva (desconfianza o recelo)
La protensión fue denominada como la timidez del lobo. La definición contiene connotaciones emocionales indeseables y establece una relación con la timidez que es falsa. Esta característica poco tiene que ver ni con los miedos, ni con las fobias, ni con la timidez.
Sugiere concordancias con algunas características esenciales del trastorno paranoide de la personalidad y con la esquizofrenia paranoide de los humanos, aunque esta relación parece estéril.
Es evidente su profunda coincidencia con el Factor Alaxia – Protensión de R.B. Cattell. Define una variable bipolar. En uno de sus polos muestra los atributos más preciados para la domesticación: sujetos adaptables y confiables; en el polo opuesto, la protensión. Este polo implica atributos altamente obstaculizadores para la domesticación. Genera sujetos suspicaces, desconfiados, huidizos o necesitados de interponer una distancia de seguridad, difíciles de engañar y premeditadores.

Trastorno de la Personalidad por Excitabilidad Excesiva
Se trata de una característica absolutamente indeseable en los perros de compañía. En los países con una cinofilia desarrollada, hay un consenso implícito y explicito entre los criadores de jardín, que crían perros de compañía, para desterrar la excitabilidad.
Aunque los primeros síntomas pueden observarse en la infancia, el trastorno  se manifiesta claramente durante la juventud y adquiere su entidad definitiva en el perro adulto.
Se trata de un fuego interior que cuando resulta excesivo, significa un trastorno grave porque incapacita al animal para el sosiego y para la convivencia familiar.
Trastorno de la Personalidad por Dependencia Excesiva
Este trastorno consiste en una necesidad excesiva de que se ocupen de él. Ocasiona un comportamiento de sumisión, adhesión y temores de separación con alto deterioro para el animal.
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Por último, aunque hemos estudiado algunos ejemplares con síntomas distímicos, no hemos encontrado perros con trastornos del estado de ánimo que se asemejen a los trastornos del estado de ánimo humano (depresivo mayor, bipolar, etc.).
Tampoco hemos encontrado perros con síntomas psicóticos, ni con síntomas que sugieran un trastorno obsesivo compulsivo en ninguna de las dos modalidades que se presentan en la psicopatología humana.
Francisco Javier Ibañez

Educación y Adiestramiento. Muy poco en común

La mayoría de las gentes del perro confunden adiestramiento y educación. Un error que va mucho más allá de lo meramente conceptual porque tiene unas consecuencias muy graves. Se encuentra tras las intervenciones más disparatadas. Supone un freno insuperable para el desarrollo profesional de quienes lo padecen.
ADIESTRAMIENTO VERSUS EDUCACIÓN
Los adiestramientos son previos a la llegada de la psicología al mundo del perro. Los adiestramientos son métodos empíricos para desarrollar y especializar el potencial de utilidad que lleva el perro dentro.
Los adiestramientos son procesos secuenciales. Primero un aprendizaje; sobre ese otro, y otro y otro, hasta que tenemos un perro diestro, adiestrado, en: defender, atacar, detectar explosivos, drogas, seres humanos, etc.
Al conjunto de los primeros aprendizajes se le llama adiestramiento básico o también obediencia. Consisten en enseñarle al perro a sentarse, tumbarse, a caminar al lado, sin anticiparse ni retrasarse, ni distraerse, etc.
Estos ejercicios son como la instrucción en el ejército. Algo imprescindible para apagar individualidades y uniformar la capacidad de aprendizaje ante un programa superior de adiestramiento. Necesariamente es común casi completamente para todos los individuos.
Los adiestramientos son menús. Por el contrario, la educación siempre se debe servir a la carta. Por eso requiere una evaluación o diagnóstico previo.
El adiestramiento posee una concepción instrumental del perro. Concibe al animal como un instrumento de trabajo. Por el contrario, el perro de compañía no es un instrumento para trabajar. Es para estar. Lo principal de un perro de compañía es que esté sin dar problemas.
Consecuentemente el adiestramiento lleva implícito el concepto de selección. El adiestrador se dedica a pulir diamantes brutos. Por supuesto, como a nadie le gusta trabajar inútilmente, selecciona previamente los mejores diamantes, rechazando cuanto antes los ejemplares imperfectos.
El adiestramiento básico o no básico, aplicado sin selección, es un disparate. Aplicado a todos los perros de compañía, es como un vacío entre dos signos de interrogación ¿   ? Es como enviar a todos los niños al ejército para que aprendan la instrucción. ¿Inútil? No, porque siempre vendrá bien que el hijo se siente cuando se lo ordenes o venga cuando le llames, pero ¿   ?
Aplicar el adiestramiento básico a un perro mal educado es añadirle la instrucción a un mal educado. No cambia nada.
Suponer que la instrucción va a llenar el hueco de la ausencia de educación o de la mala educación, es exponer los dos carrillos a todos los sopapos que proporciona la realidad, por no haber entendido qué es el adiestramiento y qué es la educación.
 Diferencias entre un perro adiestrado y un perro educado
¿Qué es un perro adiestrado? Un perro adiestrado sabe caminar junto, sabe sentarse, tumbarse siempre que se lo ordenen, y acude a la llamada, por lo menos en situaciones académicas.
¿A qué se dedica un adiestrador? A enseñar a hacer esas cosas a los perros y a enseñarles a los propietarios a dar las órdenes convenientes oportunamente.
¿Qué es un perro educado? Es un perro que, probablemente, ni se sienta a la orden, ni se tumba, y quizás tampoco sepa caminar junto, pero viene siempre que se le llama, a la primera, en cualquier situación.
Además, le han inculcado un buen autocontrol de su ansiedad y de su excitabilidad. También controla muy bien los miedos y su agresividad.
No es excesivamente dependiente, ni presenta problemas de exceso de independencia.
También le han ayudado a adquirir todas las destrezas necesarias para su desenvolvimiento en el ámbito familiar.
Tal vez de pequeño dijesen que venía tímido y receloso, pero todo eso se disipó porque domina las destrezas necesarias para su desenvolvimiento en el ámbito social: en el parque, cuando le llevan de visita, en los aeropuertos, en el tren, etc.
¿A qué se dedica un educador? A enseñar al propietario a conseguir todas esas cosas en su perro.
Estudia al perro, si sospecha un trastorno lo diagnostica, estudia a la familia, organiza un plan de educación, forma a los propietarios para que lo ejecuten y se asegura de que lo vayan cumpliendo bien.
A él le gustaría que todos los propietarios acudiesen a su consulta cuando el perrito es todavía un cachorrito para hacer educación preventiva. Todo es mucho más fácil. Por eso organiza unos cursillos extraordinarios para propietarios. Los titula cursillos sin perros.
Pero como no le queda más remedio, muchas veces tiene que atender lo que no se evitó, y hace reeducación y terapia.
Francisco Javier Ibañez
 http://www.educacionyadiestramiento.com/educacion-y-adiestramiento-muy-poco-en-comun/

viernes, 16 de diciembre de 2011

Consideraciones sobre la mente canina

En El Origen de las especies, CharlesDarwin manifestó que la única diferencia entre la inteligencia de los humanos y la de la mayoría de sus primos mamíferos  inferiores "es de categoría  y no de clase". Prosiguió  estableciendo  que "los sentidos y la intuición, las diversas emociones  y cualidades  como el amor, la memoria, la atención, la curiosidad, el mimetismo, la razón y otras facultades de las que el hombre se jacta, pueden asimismo encontrarse en una condición primitiva, e incluso a veces más desarrollada, en los animales inferiores".
Es evidente que ni Darwin ni cualquier ser razonable intentará afirmar que la inteligencia de los`perros es idéntica a la de los humanos en todos los aspectos. La inteligencia canina tiene claras limitaciones.
Existe probablemente mucha literatura y poesía sobre los perros pero, con toda certeza, no escrita por ellos. Luego, ¿dónde situamos a los perros en la escala de la inteligencia animal o al comparar su inteligencia con la humana?.
Todos aquellos que somos científicos, como cualquiera en esta sociedad, hemos ido creciendo, hemos desarrollado una serie de comportamientos que han sido definidos a partir de la cultura de nuestro entorno. A pesar de que intentamos distanciar nuestro pensamiento teórico o empírico de las tendencias culturales, religiosas y filosóficas que nos rodean, éstas siguen influenciando en gran medida y, a veces, de maneras muy sutiles. William James, conocido psicólogo americano  ya nos advirtió de que "hay un montón de gente que se cree que está pensando cuando en realidad sólo está reordenando sus prejuicios".
René Descartes, filósofo francés del siglo XVII , conocido por sus aportaciones a las matemáticas, fisiología y psicología, sostuvo que todos los animales carecían de consciencia, inteligencia y de cualquier clase de mente análoga a la del hombre. De acuerdo con su teoría, un perro es una simple máquina animada. Numerosos psicólogos y fisólogos se han adherido a esta teoría.
Sin embargo, los hombres primitivos no dudaban en dotar a los perros de inteligencia y a veces incluso de capacidad de palabra. Y al igual que las leyendas primitivas atribuían un alto nivel de inteligencia a los perros, los primeros científicos que estudiaron el compotamiento canino también lo hicieron. El filósofo griego Aristóteles, anticipándose a la visión de Darwin sobre la inteligencia canina, manifiesta que la diferencia entre la capacidad mental de los perros y de los humanos es únicamente de grado. Tanto los hombres como los canes experientan emociones, pero las de los humanos son más complejas. Ambos aprenden, recuerdan, resuelven problemas y sacan provecho a la experiencia, pero los humanos saben hacerlo mejor.
Lamentablemente, cuando Descartes desposeyó a los animales de intelecto, razón y consciencia, ello acarreó varias consecuencias no sólo en el campo científico e intelectual. Al negar la existencia de capacidades mentales superiores en los perros, también estaba negando la existencia de emociones y sentimientos. Según él, el gemido que emite un animal cuando es golpeado no indica dolor sino que es algo equivalente al sonido de los resortes o del carillón de un reloj o de un juguete de cuerda cuando cae al suelo. Nicolas de Malebranche, filósofo francés que prosiguió con el trabajo de Descartes, aludía a este concepto al manifestar que los animales "comen sin placer, gimen sin dolor, actúan sin saberlo; no desean nada, no temen a nada, no saben nada".
La conclusión fue que la teoría de Descartes se utilizó posteriormente para justificar la crueldad generalizada contra los animales. Y consecuentemente, la preocupación moral estaba fuera de lugar porque el dolor y el sufrimiento de los animales no era real.
Estos pensamientos tan extremistas todavía se dan actualmente. Respecto a los animales, en 1989, P. Carruthers, en el prestigioso Journal of Philosophy, declaró que "dado que sus experiencias, incluido el sufrimiento, son de índole no consciente, su dolor no requiere una preocupación moral inmediata. De hecho, puesto que todos los estados mentales de las bestias son de índole no consciente, los daños no son objeto de preocupación moral, ni siquiera de manera indirecta".
Es interesante reparar en que los científicos y filósofos que muestran estas opiniones suelen comportarse y actuar de otra manera en sus vidas privadas. El concepto radical de que sólo los humanos poseen consciencia e inteligencia y de que sólo el dolor y el sufrimiento humanos tienen impotancia, aparentemente resulta más difícil de llevar a la práctica en la vida privada, en especial si convivimos con un animal doméstico. La historia nos dice que Descartes tenía un perro llamado monsieur Grat, bastante mimado, aquien hablaba de la misma manera en que nosotros nos dirigimos a nuestros perros. se preocupaba por su salud y por las cosas que le gustaban y las que no, y, algunas veces, especulaba sobre sus pensamientos. ¿Tanta preocupación por una máquina inconsciente? ¿Quién puede hablar a una máquina como a un reloj de pulsera y especular sobre su salud y sus gustos?. Está claro que en las relaciones diarias de Descartes, la sospecha de que su perro estaba dotado de consciencia no sólo era conveniente sino que, quizás, además, era inevitable.
Reseña tomada de La Inteligencia de los Perros. Stanley Coren. EDICIONES B. 1995