viernes, 21 de septiembre de 2012

Pinscher miniatura. Perfil canino


Texto: Antonio López Espada

A pesar de que hablamos de un perro de un tamaño tan reducido, el Pinscher miniatura lleva varios siglos destacando por aspectos como su valentía, llegando a la más imprudente temeridad, por una sorprendente capacidad de guarda de propiedades y, en el ámbito familiar, por lo juguetón que llega a ser. Además, por mucho que lo intentemos, no lograremos cansarle antes de caer agotados nosotros. Todo esto ha permitido que este perro salga de las granjas que le vieron nacer y desarrollarse como raza ideada para el control de roedores y alimañas en lo más profundo de la Alemania rural del siglo XVII, y pase a ser demandado como perro de compañía en muchas partes del mundo. 
En su Alemania natal se le conoce como Zwergpinscher. Su origen lo encontramos en las granjas germanas allá por el siglo XVII. Pero antes de esto poco conocemos de él. Algunos han aventurado que la raza comenzó a desarrollarse a partir de cruces de Toy con Manchester Terrier, otros sostienen que galgos ingleses y Teckels se mezclaron para dar lugar al Pinscher miniatura. Sea como fuere, lo que los granjeros alemanes buscaban era un perro eficaz para el control de ratas y, a partir del significado de su nombre (“pinscher” significa “mordedor”), necesitaban un perro pequeño pero fuerte, de potentes mandíbulas que le permitieran eliminar a las ratas y alimañas que intentaran alimentarse de sus cultivos y graneros.

LA FAMILIA DE LOS PINSCHER
La variedad miniatura pertenece a la familia alemana de los Pinscher, que tradicionalmente incluía variedades más grandes de tamaño y dos tipos diferentes de pelo. Pero a principios del siglo XIX comenzaron a distinguirse y a separarse las distintas variedades Affenpinscher o Pinscher mediano y los Schnauzers. En 1895 se forma el Pinscher-Schnauzer Club de Alemania, y ese mismo año, un autor reconocido en el país centroeuropeo, Bernard Wolphofer, describe en su obra “Buch von den Hunden” las cuatro variedades de Pinscher existentes por aquel entonces: el Pinscher alemán de pelo áspero, la variedad miniatura de pelo áspero, el Pinscher alemán de pelo liso, el Pinscher enano de pelo corto y el Pinscher miniatura.

Ya a principios del siglo XX, la raza disfrutaba de una buena salud. Tan sólo treinta años después de la creación del Club en Alemania, el libreo de cría registraba 1.300 ejemplares inscritos.

Fuera de su país de origen, quizá con la excepción de los países escandinavos, no se le conocía hasta después de 1919, cuando comenzó a ser exportado. A Estados Unidos llegó en 1919, y tan sólo diez años después se funda en el país americano el Miniature Pinscher Club of USA. A la raza le costó sólo seis años imponerse en la categoría “Toy” de la prestigiosa Exposición Canina de Chicago.

PEQUEÑO, RÁPIDO Y LETAL
Al nacer como perro de caza de roedores, el Pinscher miniatura debió desarrollar una agilidad y una rapidez que le permitiera dar caza a ratas, ratones y otras alimañas de los bosques germanos. Así, el movimiento más común en la raza es el trote. Durante este trote mantiene la espalda muy firme, moviéndose apenas levemente. La sensación que tenemos al verle en ese trote es de total armonía. Denota fuerza, seguridad, amplitud, logrando un buen alcance gracias a un empuje poderoso. Este movimiento es limpio y fluido. Cuando lo necesita, se impulsa de manera potente, acelera de manera muy rápida y es capaz de maniobrar, cambiar de dirección y girar sobre sí mismo muy ágilmente.

A todo esto contribuye la conformación de sus extremidades, su fortaleza y la musculatura que envuelve la osamenta.

APEGADO, JUGUETÓN Y BUEN GUARDIÁN
Aunque en mucha menor medida que en los primeros tiempos de la raza, el Pinscher miniatura sigue manteniendo a raya las cosechas de las granjas de su Alemania natal. Su instinto de caza es algo que nunca se apagará. Si se cruza ante él un roedor, un pájaro o cualquier pequeño animal, lo despertará sin remisión.

Los que conviven con uno o varios de estos perros destacan que se trata de animales extremadamente inteligentes, que aprenden de manera muy rápida y sin demasiados esfuerzos por parte de quien los educa. Además, su memoria se muestra prodigiosa y no necesitan muchas sesiones para asimilar lo que necesitamos de él.

Son perros de su dueño, muy apegados, reclamando a menudo la atención de su familia y el cariño de los que asimila como miembros de ese núcleo familiar.

Jugando con los pequeños de la casa o con otros perros, resulta curioso que utilizan mucho las manos para interactuar, al más puro estilo felino. También recuerdan al gato en la manera de acechar a sus “presas”. Suelen intentar acercarse a un pájaro o un pequeño insecto, a un roedor, sin hacer ruido para no ser descubiertos, despacio, para cuando están a una distancia cercana, saltar sobre ellas.

Estamos ante perros con un carácter desmedido, totalmente desproporcionado en relación a su tamaño. Su valor parece que no le cabe en el cuerpo, siendo capaz de plantarle cara a cualquier otro perro, sin importarle que apenas le llegue a la rodilla. 

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