Excma. Sra. Dª Isabel García Tejerina, Ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente:
Me permito dirigirme a usted a raíz de conocerse el Anteproyecto de Ley por el que se establece la Normativa Básica del Comercio y Tenencia responsable de Perros y Gatos, que su Ministerio está preparando.
Déjeme decirle, en primer lugar, que la protección de los animales y, en especial, la protección reforzada de los animales de compañía más próximos y relacionados a las personas, como es el caso de perros y gatos, es un asunto que hace tiempo debía haber sido convenientemente tratado y legislado en España, por lo que celebro que así se haga, siempre y cuando para ello se pulse y tenga en cuenta la opinión de todas las partes interesadas o implicadas en esta asunto.
De la lectura del citado Anteproyecto se colige, aunque es posible que esté equivocado, que el centro de atención de dicha nueva normativa van a ser los criadores de perros y gatos.
Estoy seguro de que el personal adecuado de su Ministerio habrá contactado con asociaciones, clubs y entidades en las que dichos criadores se encuadran y puede que también hayan pedido la opinión de algún criador a nivel particular. Si no es así, permítame decir que estarán actuando de una manera sesgada y sin conocer toda la información necesaria para hacer una buena ley.
Yo le quiero hablar de los criadores de perros, que son a quienes más conozco, aunque estoy seguro que todas mis premisas serán extensibles también para los de gatos.
Antes de seguir con mi exposición, me gustaría dejar claro mi estupefacción ante la exclusión de esta normativa de los perros (y gatos, si los hubiere) que pertenezcan al Ministerio de Defensa, Interior o cualquiera de los cuerpos policiales existentes en nuestro país.
No entiendo qué excepciones puede haber a la hora de criar unos cachorros, comercializarlos, cuidar a los perros y transportarlos de la manera adecuada, no abandonarlos, alimentarlos y procurarles una vida feliz y, llegado el momento, una muerte digna. ¿Acaso alguno de esos presupuestos se vulnera en los casos excepcionados y, por tanto, se sienten en la necesidad de salvaguardarlos? Espero que no. Sería muy triste que conociésemos hechos como los sucedidos en el Reino Unido con los perros militares que, en su mayoría, al llegar a la edad del retiro son sacrificados porque se consideran “no aptos” para la vida civil, aún cuando sean individuos sanos con unos cuantos años por delante.
Tampoco se de quién se han asesorado a la hora de introducir como una de las obligaciones de los criadores el garantizar que las hembras no criarán más de dos veces por año y no se establezca una edad mínima y máxima para la cría. Eso significa que el Gobierno de mi país estaría autorizando legalmente que una perra empezase a criar a partir de los 8 o 9 meses, durante todos sus celos, hasta los 10 o 12 años (de media) si no revienta antes, pudiendo parir más de 20 camadas. Sin duda un disparate fruto de la ignorancia o de la dejadez de quien haya redactado el texto del Anteproyecto.
Pero dejando a un lado estas disquisiciones, mi intención es hablarle de los criadores.
La cría de perros de pura raza es una actividad social y cultural, firmemente enraizada con la naturaleza del Hombre y de un altísimo valor antropológico. El perro es, con toda seguridad, la especie animal más ligada al Hombre, desde hace miles de años y su evolución se ha visto tan mediatizada por esa relación que ha sido la única especie animal capaz de evolucionar en pocos años hasta la existencia de, aproximadamente, 400 razas puras, todas ellas diferentes en forma, tamaño, pelo, color, peso y temperamento, atendiendo a un solo criterio de selección: la funcionalidad.
El Perro (con mayúsculas) sirve al Hombre y el Hombre se sirve del Perro para utilizarlo como auxiliar en la caza, pesca, pastoreo, guarda y defensa, transporte, compañía, e incluso alimentación, en algunos lugares del mundo.
Con el tiempo, el cambio en el estilo de vida de la Sociedad, ha llevado al perro a ser utilizado para otros menesteres igualmente útiles: guía de invidentes, auxilio de minusválidos, detección de drogas y explosivos, defensa de las personas y las propiedades y, si, por encima de todos ellos, el de ser una parte fundamental en la vida de muchas familias, en las que hace compañía y a las que completa.
Por todas esas razones es tan importante proteger a los perros, pero sin olvidar que son, precisamente, los criadores quienes garantizan la pervivencia, el mantenimiento, desarrollo y selección de todas esas razas.
La cría de perros y su utilización para distintas actividades organizadas (exposiciones, pruebas de trabajo, caza, agility, pastoreo, etc…) es una afición extendida por todo el mundo y con una tradición secular en nuestro país.
De aquí salieron en siglos pasados, perros que han contribuído al desarrollo de otras razas en el mundo. Desde hace más de cien años, la cinofilia se organiza en España a través de la Real Sociedad Canina de España y, mucho más recientemente, otras asociaciones reconocidas oficialmente para llevar libros genealógicos.
La inmensa mayoría de los criadores de perros son personas que, un día, compraron un cachorro, se acercaron a una exposición o cualquier otro tipo de evento, decidieron tomar parte en él, se engancharon y se aficionaron a esto para toda la vida.
Como sucede con muchas otras aficiones, los criadores dedican gran parte de su tiempo libre a sus perros, a cuidarlos, alimentarlos, llevarlos al veterinario, prepararlos y acudir con ellos a la actividad en la que se encuadren. Los criadores viven con sus perros, los integran en sus familias, se alegran con sus triunfos y disfrutan con sus juegos y su compañía, pero también sufren cuando enferman o mueren, pasan noches en vela cuidándolos, pierden horas de trabajo para estar a su lado y les acompañan hasta el difícil momento de la muerte.
La razón principal por la que un criador decide criar una camada es porque busca ese ansiado cruce que haga mejorar la raza que quiere, porque quiera elegir uno o varios de los cachorros de ese cruce y, con ellos, poder continuar con su afición, con su labor, con su amor por los perros.
Es cierto que casi todos los criadores venden el resto de sus cachorros y algunos los regalan o donan, pero también debe saber que, al cabo del año, la inmensa mayoría de los criadores de perros pierde dinero con su afición, del mismo modo que lo hace el resto del mundo con sus hobbies.
A nadie escapa que, cuando se da este tipo de transacciones, se produce una venta que casi nunca (hay excepciones) se refleja a nivel oficial, pero también es cierto que los criadores gastan mucho dinero en alimentación, veterinario, desplazamientos, inscripciones en actividades, clubs de trabajo, adiestramiento, etc… y nunca pueden obtener ningún tipo de beneficio o desgravación por esos gastos, algo que, sin duda, se encargarán ustedes de corregir una vez que los criadores, ya sean ocasionales o habituales, estén inscritos en los registros que su anteproyecto marca. Los criadores no están, no estamos, en contra de asumir y respetar una serie de obligaciones, pero también consideramos que tenemos unos derechos que deben ser igualmente admitidos y respetados a nivel oficial.
La inmensa mayoría de los criadores cuidan de sus perros como si se tratase de parte de su familia. Les dan el mejor alimento que pueden pagar, les procuran instalaciones adecuadas y viajan con ellos primando el confort y la seguridad. Algunos de los extremos contenidos en el Anteproyecto que hemos conocido son de difícil o imposible cumplimiento, pero dado que aún cuando no desarrollan muchos de estos puntos, si se encargan de dejar bien claro el régimen y la cuantía de las sanciones, a lo único que puede conducir esta norma, tal y como ahora está redactada, es a provocar el abandono de muchos criadores de esta afición tan maravillosa o, lo que es peor, a que algunos opten por seguir trabajando de manera clandestina y, precisamente, en detrimento de la salud y el bienestar de los perros.
Es cierto que existen excepciones y que, al igual que sucede con los políticos, los hay corruptos y que hacen trampa o se dedican al comercio, transporte ilegal, tráfico y explotación de cachorros, etc… Sepa, Sra. Ministro, que contra éstos los primeros que están son los auténticos criadores.
Los criadores de verdad (como los políticos honestos) no son así y, de hecho, están a favor de que su actividad se regule, pero conociendo sus necesidades, sus obligaciones, sus anhelos, sabiendo lo que hay que exigirles pero también lo que hay que darles y negándose a ser tratados como meros comerciantes de ganado, sin sentimientos ni escrúpulos.
Criar perros es mucho más serio… y mucho más bonito. Por eso, Sra. Ministro, antes de que este Anteproyecto tome la forma de una nueva y necesaria Ley que proteja de verdad a los perros y regule la actividad de todos los implicados en su crianza, cuidado, transporte y tenencia, le ruego que tenga a bien escuchar nuestra voz.
Busque las personas y las entidades y asociaciones adecuadas, que las hay, que nos agrupan, conocen y entienden. Pida especial consejo y asesoramiento a la Real Sociedad Canina de España, que viene trabajando desde hace ya 103 años en materias de cría y selección canina y escuche también a cuantas asociaciones, clubs y entidades en las que participen criadores caninos, quieran dirigirse a usted. Tengan a bien también, atender y oir la voz individual de muchos criadores que, con toda seguridad, le harán llegar escritos parecidos a este y, si lo considera oportuno, aprovéchese igualmente de los conocimientos que sobre el sector tiene la prensa especializada.
Si no lo hace, si mantiene el Anteproyecto tal cual está, sin haber prestado atención a uno de los colectivos principales afectado por la normativa, esta Ley será ley, pero no será justa y, con toda probabilidad, estará provocando unos daños colaterales que será difícil restañar.
Atentamente,
José Miguel Doval
Perros365.com
Director
http://perros365.com/en-defensa-de-los-criadores/
No hay comentarios:
Publicar un comentario